La revolución de los comentarios ha comenzado... Y todos estamos involucrados
MANGLAR, BARCELONA
Los muros del silencio se están resquebrajando. Los equipos están despertando. Y en algún lugar del corazón de Barcelona, un grupo de personas se reunió para recordar: la retroalimentación es la vía hacia la colaboración.
¿Y si la retroalimentación fuera nuestra mejor aliada? ¿
Esa fue la pregunta que dio lugar a una reunión muy especial en Manglar, el oasis de coworking de Barcelona donde cada día se dan cita mentes creativas, ideas audaces y conexiones humanas.
Manglar es una comunidad con un propósito definido que valora el aprendizaje, la experimentación y el cuidado. Por eso, cuando nos invitaron a co-crear una sesión sobre la cultura de la retroalimentación, sabíamos que sería algo especial.
Intención compartida
01. Replantea los comentarios como combustible para equipos más saludables y conectados.
02. Hacer posibles y significativas las conversaciones difíciles.
03. Combinar el aprendizaje práctico con la seguridad emocional y la visión colectiva.
04. Tender puentes a través de retos comunes en materia de comunicación.
05. Cambiar el enfoque: de la corrección al cuidado, de la evaluación a la evolución.
Cómo diseñamos la experiencia
La sesión reflejó el espíritu de Manglar: abierto, con los pies en la tierra, vivo. Creamos un espacio no solo para enseñar, sino también para conectar, practicar y replantearnos viejos hábitos.
Mesa redonda
Diversas voces del mundo creativo y empresarial compartieron cómo gestionan los comentarios entre diferentes funciones, equipos y dinámicas de poder.
Práctica continua
Compartimos herramientas prácticas para llevar, pero lo más valioso con lo que se quedaron los asistentes fue un cambio de mentalidad: el feedback como un acto diario de liderazgo y conexión.
Taller interactivo
Hemos puesto en práctica nuestro marco «Feedback Revolution» con ejercicios prácticos en los que se practica cómo estructurar conversaciones, pedir opiniones y convertir la tensión en diálogo.
Integración comunitaria
No fue una entrega unidireccional. Los participantes aportaron sus propias historias, retos y sabiduría. El aprendizaje fue colectivo, la comprensión emergente.
Lo que observamos
Nos dimos cuenta de que la retroalimentación no tiene por qué ser incómoda. Cuando es honesta y humana, se convierte en una herramienta para conectar en lugar de corregir. Cuando superamos la incomodidad, se crea un espacio para la confianza, el crecimiento y la claridad. La retroalimentación real dice: te veo, creo en lo que eres capaz de hacer y estoy dispuesto a tener la conversación que nos acerque a ello. Ese cambio, ver la retroalimentación como una oferta, no como un juicio, es lo que transforma a los equipos.

